26 El centinela vio a otro hombre corriendo y gritó al guardián:— Viene otro hombre corriendo solo.Y el rey dijo:— También ese trae buenas noticias.
27 El centinela dijo:— Por su forma de correr, el primero me parece Ajimás, el hijo de Sadoc.Y David comentó:— Es buena gente, vendrá con buenas noticias.
28 Ajimás se acercó y saludó al rey:— ¡Salud!Luego hizo una reverencia al rey inclinando su rostro y añadió:— ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que ha entregado en tu poder a la gente que se había rebelado contra el rey, mi señor!
29 Y el rey le preguntó:— ¿Está bien el joven Absalón?Ajimás respondió:— Vi un gran alboroto cuando tu servidor Joab me enviaba, pero no sé lo que era.
30 El rey le dijo:— Apártate y quédate ahí.Él se retiró y se quedó allí.
31 Entonces llegó el cusita y dijo:— ¡Hay buenas noticias para mi señor, el rey! El Señor te ha librado hoy de todos los que se habían rebelado contra ti.
32 El rey preguntó al cusita:— ¿Está bien el joven Absalón?Y el cusita respondió:— ¡Que acaben como él todos los enemigos del rey, mi señor, y cuantos se rebelen para hacerte daño!