1 Me dijo el Señor:— Hazte con una tablilla grande y escribe en ella con un punzón normal: “Maher Salal, Jas Baz”.
2 Me busqué dos testigos fidedignos, al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Baraquías.
3 Luego me acosté con la profetisa, que concibió y dio a luz un hijo. El Señor me dijo:— Lo llamarás Maher Salal, Jas Baz,
4 pues, antes de que sepa el niño decir “papá” y “mamá”, serán llevados ante el rey de Asiria las riquezas de Damasco y el botín de Samaría.
5 El Señor volvió a hablarme en estos términos:
6 — Este pueblo ha despreciado las aguas de Siloé, que corren mansas, y se ha alegrado ante el orgullo invasor de Rasín y del hijo de Remalías.
7 Por eso, el Señor va a hacer que los aneguen las aguas del Éufrates, poderosas y caudalosas:se saldrán de su cauce,correrán inundando riberas,