Santiago 3 BTI

II.— CUESTIONES CONCRETAS DE VIDA CRISTIANA (3,1—4,10)

El poder de la lengua

1 Hermanos míos, no ambicionéis todos llegar a ser maestros; debéis saber que nosotros, los maestros, seremos juzgados con mayor severidad.

2 Todos, en efecto, pecamos con frecuencia. Ahora bien, quien no sufre ningún desliz al hablar, es persona cabal, capaz de mantener a raya todo su cuerpo.

3 Y si no, ved cómo conseguimos que nos obedezcan los caballos: poniéndoles un freno en la boca, somos capaces de dirigir todo su cuerpo.

4 Lo mismo los barcos: incluso los más grandes y en momentos de recio temporal, son gobernados a voluntad del piloto por un timón muy pequeño.

5 Así es la lengua: un miembro pequeño, pero de insospechable potencia. ¿No veis también cómo una chispa insignificante es capaz de incendiar un bosque inmenso?

6 Pues bien, la lengua es fuego con una fuerza inmensa para el mal: instalada en medio de nuestros miembros, puede contaminar a la persona entera y, atizada por los poderes del infierno, es capaz de arrasar el curso entero de la existencia.

7 El ser humano ha domado y sigue domando toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos.

8 Sin embargo, es incapaz de domeñar su lengua, que es incontrolable, dañina y está repleta de veneno mortal.

9 Con ella bendecimos a nuestro Padre y Señor, y con ella maldecimos a los seres humanos a quienes Dios creó a su propia imagen.

10 De la misma boca salen bendición y maldición. Pero esto no puede ser así, hermanos míos.

11 ¿Acaso en la fuente sale agua dulce y salobre por el mismo caño?

12 Hermanos míos, ¿puede la higuera dar aceitunas o higos la vid? Pues tampoco lo que es salado puede producir agua dulce.

Verdadera y falsa sabiduría

13 Si entre vosotros alguien se precia de sabio o inteligente, demuestre con su buena conducta su amabilidad y su sabiduría.

14 Pero si tenéis el corazón lleno de envidia y de ambición, ¿para qué presumir de sabiduría y andar falseando la verdad?

15 Semejante sabiduría no viene de lo alto, sino que es terrena, carnal, diabólica.

16 Y es que donde hay envidia y ambición, allí reina el desenfreno y la maldad sin límites.

17 En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es ante todo pura, pero también pacífica, indulgente, conciliadora, compasiva, fecunda, imparcial y sincera.

18 Resumiendo: los artífices de la paz siembran en paz, para obtener el fruto de una vida recta.

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