2 Crónicas 10 BLP

IV. HISTORIA DEL REINO DE JUDÁ (10–36)

La división del reino (10–13)

Roboán y la división del reino

1 Roboán fue a Siquén, adonde había acudido todo Israel para proclamarlo rey.

2 Cuando se enteró Jeroboán, hijo de Nabat, que se había refugiado en Egipto huyendo del rey Salomón, regresó de Egipto,

3 pues lo habían mandado llamar, y Jeroboán llegó con toda la asamblea de Israel para decir a Roboán:

4 —Tu padre nos impuso un yugo insoportable. Si tú aligeras ahora la dura servidumbre y el yugo insoportable que tu padre nos impuso, nosotros te serviremos.

5 Él les respondió:—Volved a verme dentro de tres días.La gente se marchó

6 y el rey Roboán pidió consejo a los ancianos que habían asistido a su padre Salomón mientras vivió:—¿Qué me aconsejáis responder a esta gente?

7 Ellos le dijeron:—Si te portas bien con esta gente, si los complaces y les respondes con buenas palabras, ellos te servirán de por vida.

8 Pero Roboán desoyó el consejo que le dieron los ancianos y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio.

9 Él les preguntó:—¿Qué me aconsejáis vosotros responder a esta gente que me ha pedido que les suavice el yugo que les impuso mi padre?

10 Los jóvenes que se habían criado con él le respondieron:—Esa gente te ha dicho: «Tu padre nos impuso un yugo insoportable, aligéranoslo tú». Respóndeles así: «Mi dedo meñique es más gordo que la cintura de mi padre:

11 si mi padre os cargó con un yugo insoportable, yo aumentaré vuestra carga; si mi padre os castigaba con azotes, yo lo haré a latigazos».

12 Al tercer día, Jeroboán y todo el pueblo fueron a ver a Roboán, tal y como el rey les había dicho.

13 Pero el rey les respondió con dureza: desoyó el consejo de los ancianos,

14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes:—Mi padre os impuso un yugo insoportable, pero yo aumentaré vuestra carga. Mi padre os castigó con azotes, pero yo lo haré a latigazos.

15 Y el rey no quiso escuchar al pueblo; así lo había decidido Dios para cumplir de esta manera la promesa que el Señor había hecho a Jeroboán, hijo de Nabat, por medio de Ajías de Siló.

16 Cuando todos los israelitas vieron que el rey no les hacía caso, le replicaron diciendo:—¡No tenemos nada que ver con David, ni repartimos herencia con el hijo de Jesé*! ¡A tus tiendas, Israel! Y que ahora David se preocupe de su casa.Y los israelitas marcharon a sus casas.

17 Roboán siguió reinando sobre los israelitas que residían en las ciudades de Judá.

18 El rey Roboán envió a Adonirán, jefe de los trabajos forzados, pero los israelitas lo apedrearon hasta matarlo, y entonces el rey Roboán tuvo que apresurarse a subir en su carro para huir a Jerusalén.

19 Así fue como Israel se rebeló contra la dinastía de David hasta el día de hoy.

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