27 Tenía tres hijos y una hija, Tamar, que era muy hermosa.
28 Después de dos años de estar en Jerusalén sin presentarse ante el rey, Absalón
29 llamó a Joab para que intercediera por él; pero Joab no quiso ir. Absalón lo mandó a buscar por segunda vez, pero nuevamente se negó a acudir.
30 Entonces Absalón dijo a sus siervos: «Vayan y préndanle fuego al campo de cebada de Joab, que está junto al mío».Ellos así lo hicieron.
31 Entonces Joab se presentó ante Absalón y le preguntó:—¿Por qué tus siervos han quemado mi campo?
32 Y Absalón le respondió:—Porque yo quería que le preguntaras al rey por qué me hizo venir de Guesur si no me quería ver. ¡Mejor me habría quedado allá! Arréglame una entrevista con el rey, y si él me encuentra culpable de asesinato, que me ejecute.
33 Joab le comunicó al rey lo que Absalón había dicho. Al fin, David citó a Absalón, y éste fue y se inclinó delante del rey, y David lo besó.