10-11 A mi pueblo Israel le he dado un lugar donde pueda vivir tranquilo, sin que nadie les cause daño ni los oprima, como sucedía en la época en que los jueces los gobernaban. Te libraré de todos tus enemigos, y seré yo quien te construya una casa.
12 Porque cuando tú mueras, yo pondré a uno de tus hijos en tu trono y haré que su reino sea fuerte.
13 Él será el que me va a edificar un templo, y yo estableceré su trono para siempre.
14 Yo seré su Padre y él será mi hijo. Si él me falla, yo lo castigaré como un padre castiga a su hijo,
15 pero no le retiraré mi amor como sí se lo retiré a Saúl, tu antecesor.
16 Tu dinastía y tu reino gozarán de mi favor, de modo que tu trono será establecido para siempre».
17 Natán, pues, fue ante David y le dijo todo lo que el SEÑOR le había dicho.