8 Acudan a Dios, quien que creó las Pléyades y el Orión, quien tiene poder incluso para cambiar la oscuridad en mañana, y el día en noche; quien saca el agua del océano y la vierte sobre la tierra como lluvia. ¡Su nombre es el SEÑOR!
9 Él convierte en ruinas las grandes fortalezas y deja en puro escombros las poderosas torres defensivas.
10 ¡Cómo odian ustedes a los jueces honestos! ¡Cómo desprecian a la gente que dice la verdad!
11 ¡Cómo oprimen ustedes a los pobres y los obligan a entregarles parte de sus cosechas! Por eso serán castigados, de modo que no vivirán en las hermosas casas de piedra que están construyendo, ni tampoco beberán el vino de las abundantes viñas que están plantando.
12 ¡Yo sé que sus crímenes son incontables, que sus injusticias no tienen límite! Ustedes oprimen a la gente honrada, los jueces se venden por dinero y en los tribunales condenan injustamente a los pobres.
13 Por eso, debido a la maldad que existe, el prudente se queda callado.
14 ¡Hagan lo bueno y no lo malo, para que vivan! Sólo así el SEÑOR, Dios todopoderoso, verdaderamente será su ayudador, como ustedes lo han afirmado.