1 Luego Dios el SEÑOR me mostró en una visión una canasta llena de fruta madura, y me preguntó:
2 —¿Qué ves, Amós?Yo le contesté:—Una canasta llena de fruta madura.Luego el SEÑOR me dijo:—Esta fruta representa a mi pueblo Israel, pues ya está maduro para recibir el castigo que merece; de modo que no voy a perdonarlo más.
3 El día que lo castigue, en el templo se entonarán cantos fúnebres en vez de alabanzas alegres. Serán tantos los muertos que habrá cadáveres por todas partes, y serán sacados fuera de la ciudad en silencio, con mucha pesadumbre. Lo ha dicho Dios el SEÑOR.
4 Escuchen, ustedes, comerciantes que explotan a los pobres y ustedes, terratenientes que causan la ruina de los necesitados arrebatándoles su tierra.
5 Ustedes que anhelan que el sábado termine y que las fiestas religiosas se acaben, para poder salir y comenzar a estafar de nuevo, usando sus balanzas falseadas y medidas tramposas.
6 Ustedes que hasta se atreven a vender los deshechos del trigo. Ustedes que son capaces de comprar como esclavos a los pobres por unas cuantas monedas, o por un par de sandalias.