3 Aunque se escondan entre las rocas en la cima del monte Carmelo, yo los buscaré allá y los capturaré. Aunque se escondan en el fondo del océano, yo enviaré la serpiente marina tras ellos para morderlos y destruirlos.
4 Aunque sus enemigos se los lleven como esclavos a un país muy lejano, hasta allá haré que mueran atravesados por la espada. Yo me aseguraré de que reciban mal y no bien».
5 Dios, el SEÑOR todopoderoso, toca la tierra y ésta se derrite ante lo intenso de su cólera; la hace subir y bajar como si fuera el río Nilo, como ocurre en un terremoto. Por eso, lloran todos los habitantes de la tierra.
6 El SEÑOR construyó su palacio en el cielo, y ha puesto sus cimientos en la tierra. Él llama a las aguas del mar y las derraman como lluvia sobre la tierra. Su nombre es el SEÑOR.
7 El SEÑOR ha dicho: «Israelitas, ¿acaso no son ustedes para mí iguales que los etíopes? ¿Acaso yo, que los saqué a ustedes de Egipto, no he hecho lo mismo con otros pueblos también? Yo saqué de Caftor a los filisteos y de Quir a los sirios. Lo ha dicho el SEÑOR.
8 »Mis ojos están observando a Israel, esa nación tan inclinada a la maldad; por lo que veo, exterminaré a sus habitantes, los descendientes de Jacob; aunque dejaré a algunos de ellos con vida. Lo ha dicho el SEÑOR.
9 »Pues yo he mandado que Israel sea zarandeado por las otras naciones, como se zarandea el trigo en una criba, sin que un solo grano caiga a tierra.