1 A mediados de febrero del año décimosegundo del cautiverio del rey Joaquín, me vino este mensaje del SEÑOR:
2 «Hombre mortal, haz duelo por el faraón, rey de Egipto, y dile: “¡Te consideras como un joven y poderoso león entre las naciones, como un cocodrilo a orillas del Nilo, haciendo burbujas y enturbiando la corriente con tus violentos coletazos!”»
3 El SEÑOR Dios dice: «¡Yo enviaré un gran ejército de muchas naciones aliadas para atraparte con mi red!
4 Te sacaré y te dejaré varado en tierra para morir. Y todas las aves de los cielos se posarán sobre ti y las fieras de toda la tierra te devorarán hasta saciarse.
5 Y cubriré los montes con tu carne y llenaré los valles con tus huesos.
6 Y regaré la tierra con tu sangre, llenando los torrentes hasta las cimas de las montañas.
7 Y cuando haya acabado contigo se nublarán los cielos y dejará de verse el brillo de las estrellas. Cubriré el sol con una nube, y la luna no dará su luz; ¡todo el mundo dará señales de tu caída!