1 Por medio del profeta Hageo, el SEÑOR les envió un mensaje a Zorobabel, hijo de Salatiel, que era el gobernador de Judá, y al Jefe de los sacerdotes Josué, hijo de Josadac. Esto sucedió el día primero del mes sexto del segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.
2 El SEÑOR todopoderoso les preguntó: «¿Por qué andan todos diciendo que todavía no es tiempo de reedificar mi templo en Jerusalén?»
3 Luego, el SEÑOR les volvió a hablar a través del profeta Hageo:
4 «¿Cómo es posible que ustedes vivan en casas bien hermosas, mientras mi templo permanece en ruinas?
5 Yo, que soy el SEÑOR todopoderoso, les digo: ¡Tengan mucho cuidado con lo que están haciendo!
6 Siembran mucho, pero recogen poco; comen, pero quedan con hambre; beben, pero quedan con sed; se visten, pero la ropa no los calienta; y el salario no les alcanza para nada.
7 »¡Piensen muy bien lo que están haciendo! Se los digo yo, el SEÑOR todopoderoso.
8 Suban a las montañas, traigan madera y reedifiquen mi templo. Eso me alegrará mucho y ustedes serán recompensados. Lo digo yo, el SEÑOR.
9 »Esperan mucho, pero reciben poco. Lo que logran guardar en sus casas, yo lo hago desaparecer de un soplo. ¿Por qué? Porque mi templo yace en ruinas y a ustedes nada les importa. Su única preocupación es el adorno de sus propias casas. Lo digo yo, el SEÑOR todopoderoso.
10 »A consecuencia de esa negligencia suya es que yo me he enojado y decidido no enviarles la lluvia necesaria para sus cosechas.
11 En realidad he decidido que haya sequía en el valle y sobre los montes; una sequía que hará marchitar el trigo, las uvas, los olivares y todas sus cosechas; una sequía que destruirá todo aquello por lo que han trabajado arduamente, de modo que tanto ustedes como sus animales padecerán sed y hambre».
12 Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, el Jefe de los sacerdotes Josué, hijo de Josadac, y el resto de la gente sintió mucho miedo. Por eso estuvieron dispuestos a obedecer el mensaje que el SEÑOR su Dios les había enviado por medio del profeta Hageo.
13 Entonces, después de que cambiaron de actitud, el SEÑOR envió de nuevo al profeta Hageo para que les dijera: «Yo estaré con ustedes ayudándoles a cumplir este buen propósito».
14 Fue así como el SEÑOR animó a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, al Jefe de los sacerdotes Josué, hijo de Josadac, y al resto del pueblo para que comenzaran a trabajar en la reconstrucción del templo de su Dios, el SEÑOR todopoderoso.
15 Así que comenzaron los trabajos el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.