15 Si soy culpable, ¡pobre de mí! Y si soy inocente, de nada me vale. ¿Qué esperanza tengo?
16 Si comienzo a levantarme del suelo, saltas sobre mí como un león y pronto acabas conmigo.
17 Renuevas tus testimonios contra mí y derramas sobre mí tu ira como torrente que aumenta sin cesar, y contra mí enfilas nuevos ejércitos.
18 »¿Por qué entonces dejaste que naciera? ¿Por qué no me dejaste morir al nacer?
19 Así me habría ahorrado esta mísera existencia. Habría pasado directamente del vientre al sepulcro.
20-22 ¿No ves cuán poco tiempo me queda? ¡Ay! Apártate de mí para que pueda tener un poco de consuelo antes de partir hacia la tierra de oscuridad y sombra de muerte, para ya nunca volver; tierra tenebrosa como la medianoche, tierra de sombra de muerte donde sólo reina la confusión, y donde la misma claridad es negra como la noche».