10 Porque el alma de todo ser viviente y el hálito de toda la humanidad están en la mano de Dios.
11 Así como mi boca puede saborear manjares, mi mente saborea la verdad cuando la oigo,
12 y como tú lo dices, los viejos como yo son sabios; comprenden.
13 »Pero la sabiduría y el poder verdaderos pertenecen a Dios. Sólo él sabe lo que debemos hacer; él entiende.
14 ¡Y cuán grande es su poder! Lo que él destruye no puede reedificarse. Cuando él acorrala a un hombre, no hay escapatoria.
15 Retiene la lluvia, y la tierra se vuelve un desierto; envía las tormentas, y se inunda el suelo.
16 Sí, suyas son la fortaleza y la sabiduría. Tanto los engañadores como los engañados son esclavos suyos.