4 »Yo, que imploraba ayuda de Dios y de Dios obtenía respuesta, me he convertido en hazmerreír de mis vecinos. Sí, yo, varón justo, soy ahora objeto de burla.
5 Entre tanto, los ricos se mofan de los atribulados y están prontos a menospreciar a todos los menesterosos.
6 Los ladrones prosperan. ¡Y los que provocan a Dios viven confiados y piensan que pueden controlarlo!
7-9 »Pregunta a la bestia más estúpida: ella sabe que así es; pregunta a las aves: ellas te lo dirán; o que te enseñe la tierra, o los peces del mar.
10 Porque el alma de todo ser viviente y el hálito de toda la humanidad están en la mano de Dios.
11 Así como mi boca puede saborear manjares, mi mente saborea la verdad cuando la oigo,
12 y como tú lo dices, los viejos como yo son sabios; comprenden.