10 Por eso tienen que andar desnudos, sin ropa, y se ven obligados a transportar alimentos mientras se mueren de hambre.
11 Se ven forzados a exprimir el aceite en el molino, sin poder saborearlo; a sacar con sus pies el jugo de las uvas, mientras padecen sed.
12 Los huesos de los moribundos claman desde la ciudad; los heridos gritan pidiendo socorro, pero Dios no responde a sus gemidos.
13 »Los malvados son rebeldes contra la luz, y no conocen el derecho ni el bien.
14-15 Son asesinos que madrugan para matar al pobre y al menesteroso. Por la noche son ladrones y adúlteros, en espera de las sombras, pues entonces, piensan: “Nadie me ve”, van enmascarados para que nadie los conozca.
16 Allanan las casas de noche y duermen de día; no les gusta la luz.
17 Para todos ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las tinieblas».