31 Que la gloria del Señor perdure eternamente;que el Señor se regocije en sus obras.
32 Él mira la tierra y la hace temblar;toca los montes y los hace echar humo.
33 Cantaré al Señor toda mi vida;cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento.
34 Quiera él agradarse de mi meditación;yo, por mi parte, me alegro en el Señor.
35 Que desaparezcan de la tierra los pecadores;¡que no existan más los malvados!¡Alaba, alma mía, al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!