5 Suyo es el mar, porque él lo hizo;con sus manos formó la tierra firme.
6 Vengan, postrémonos reverentes,doblemos la rodillaante el Señor nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Diosy nosotros somos el pueblo de su prado;¡somos un rebaño bajo su cuidado!Si ustedes oyen hoy su voz,
8 no endurezcan el corazón, como en Meribá,como aquel día en Masá, en el desierto,
9 cuando sus antepasados me tentaron,cuando me pusieron a prueba,a pesar de haber visto mis obras.
10 Cuarenta años estuve enojadocon aquella generación,y dije: «Son un pueblo mal encaminadoque no reconoce mis senderos.»
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:«Jamás entrarán en mi reposo.»