3 Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los arqueros y fue herido por los flecheros.
4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí; pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se echó sobre ella.
5 Y cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató.
6 Así murieron Saúl y sus tres hijos, y toda su casa murió juntamente con él.
7 Y cuando todos los hombres de Israel que habitaban en el valle, vieron que ellos habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, dejaron sus ciudades y huyeron. Y vinieron los filisteos y habitaron en ellas.
8 Y aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gilboa.
9 Y cuando le hubieron despojado, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron todo a la tierra de los filisteos por todas partes, para dar las buenas nuevas a sus ídolos y al pueblo.