4 porque los sidonios y los tirios habían traído a David grandes cantidades de madera de cedro.
5 Y dijo David: Salomón, mi hijo, es muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por su excelencia, para renombre y gloria en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. E hizo David grandes preparativos antes de su muerte.
6 Llamó entonces David a su hijo Salomón y le encomendó que edificase una casa a Jehová, Dios de Israel.
7 Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el propósito de edificar una casa al nombre de Jehová mi Dios.
8 Pero vino a mí la palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras; no edificarás una casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.
9 He aquí, un hijo te nacerá, el cual será hombre de paz, porque yo le daré descanso de todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre Israel en sus días.
10 Él edificará una casa a mi nombre; y él será para mí un hijo, y yo seré para él un padre; y estableceré el trono de su reino sobre Israel para siempre.