8 Y vino a él la palabra de Jehová, diciendo:
9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón y allí morarás; he aquí, yo he mandado allí a una mujer viuda que te sustente.
10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí que una mujer viuda estaba allí recogiendo leña; y él la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba.
11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.
12 Y ella respondió: Vive Jehová, Dios tuyo, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija; y he aquí que ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos y nos muramos.
13 Y Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.
14 Porque así ha dicho Jehová, Dios de Israel: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová mande lluvia sobre la faz de la tierra.