10 Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si llega a quedar suficiente polvo en Samaria para los puños de todo el pueblo que me sigue.
11 Y el rey de Israel respondió y dijo: Decidle que no se jacte el que se ciñe las armas, sino el que se las desciñe.
12 Y aconteció que cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: Preparaos. Y ellos se prepararon contra la ciudad.
13 Y he aquí un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo la entregaré hoy en tus manos, para que conozcas que yo soy Jehová.
14 Y respondió Acab: ¿Por medio de quién? Y él dijo: Así ha dicho Jehová: Por medio de los jóvenes de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.
15 Entonces él pasó revista a los jóvenes de los príncipes de las provincias, los cuales eran doscientos treinta y dos. Y después pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que eran siete mil.
16 Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.