1 Y aconteció que cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real y todo lo que Salomón quiso hacer,
2 Jehová se le apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón.
3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.
4 Y si tú andas delante de mí, como anduvo David, tu padre, con integridad de corazón y con rectitud, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos,
5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a tu padre David, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel.
6 Pero si obstinadamente os apartáis de mí, vosotros y vuestros hijos, y no guardáis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis,