10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce y los entregó en manos de los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
11 Y cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los traían, y después los volvían a poner en la cámara de la guardia.
12 Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y además en Judá las cosas fueron bien.
13 Se fortaleció, pues, el rey Roboam y reinó en Jerusalén; y tenía Roboam cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de entre todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre. Y el nombre de su madre era Naama, la amonita.
14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová.
15 Y los hechos de Roboam, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de los linajes? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra de continuo.
16 Y durmió Roboam con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Abías.