21 Pero éste le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, oh rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace la guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, para que él no te destruya.
22 Pero Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla; y no atendió a las palabras de Necao, que venían de la boca de Dios; y vino a darle batalla en el valle de Meguido.
23 Y los arqueros tiraron contra el rey Josías; y dijo el rey a sus siervos: Sacadme de aquí, porque estoy gravemente herido.
24 Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en el segundo carro que tenía y lo llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Y Jeremías cantó una lamentación en memoria de Josías, y todos los cantores y las cantoras recitan sus lamentaciones sobre Josías hasta hoy; y las establecieron como tradición en Israel, las cuales están escritas en las Lamentaciones.
26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas, conforme a lo que está escrito en la ley de Jehová,
27 y sus hechos, los primeros y los postreros, he aquí, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.