30 Y aconteció que cuando estaban ellos aún en camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha matado a todos los hijos del rey, y ninguno de ellos ha quedado.
31 Entonces se levantó David, y rasgó sus vestidos y se echó en tierra, y todos sus criados presentes rasgaron sus vestidos.
32 Y Jonadab hijo de Simea, hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, pues sólo Amnón ha sido muerto; porque en boca de Absalón estaba decidido desde el día en que Amnón forzó a su hermana Tamar.
33 Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón ese rumor que dice: Todos los hijos del rey han sido muertos, porque sólo Amnón ha sido muerto.
34 Y Absalón huyó. Y el joven que estaba en el atalaya alzó los ojos y miró, y he aquí que mucha gente venía por el camino que estaba a sus espaldas, del lado del monte.
35 Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen, tal como tu siervo ha dicho.
36 Y aconteció que cuando él acabó de hablar, he aquí que los hijos del rey llegaron, y alzando su voz, lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.