2 Samuel 7 RVR1909

1 Y aconteció que, cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos de alrededor,

2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en una casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.

3 Y Natán dijo al rey: Anda y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.

4 Y aconteció aquella noche que vino la palabra de Jehová a Natán, diciendo:

5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar una casa en la que yo more?

6 Ciertamente no he habitado en una casa desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en una tienda y en un tabernáculo.

7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo Israel, para decir: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedros?

8 Ahora pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;

9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

10 Además yo fijaré un lugar para mi pueblo Israel; y yo lo plantaré para que habite en su propio lugar, y nunca más sea removido, ni los inicuos lo aflijan más, como antes,

11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.

12 Y cuando tus días se hayan cumplido y duermas con tus padres, yo levantaré a un descendiente tuyo después de ti, quien procederá de tus entrañas, y estableceré su reino.

13 Él edificará casa a mi nombre, y yo estableceré para siempre el trono de su reino.

14 Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Y si él hace mal, yo le corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombres;

15 pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, a quien quité de delante de ti.

16 Y serán afirmados tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será establecido eternamente.

17 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

18 Y entró el rey David, y se puso delante de Jehová y dijo: Oh Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?

19 Y aun te ha parecido poco esto, oh Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es ése el modo de actuar del hombre, oh Señor Jehová?

20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, oh Señor Jehová.

21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.

22 Por tanto, grande eres, oh Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

23 ¿Y qué otra nación en la tierra es como tu pueblo, como Israel, al cual Dios fue para redimirlo como pueblo suyo, y para hacerse un nombre, y para hacer grandes cosas por vosotros y temibles obras por tu tierra, ante tu pueblo que redimiste de Egipto para ti de las naciones y de sus dioses?

24 Porque tú has establecido para ti a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, has venido a ser su Dios.

25 Ahora pues, oh Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.

26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea establecida delante de ti.

27 Porque tú, oh Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, has revelado al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.

28 Ahora pues, oh Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido a tu siervo este bien.

29 Pues ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, oh Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

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