2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en una casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
3 Y Natán dijo al rey: Anda y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4 Y aconteció aquella noche que vino la palabra de Jehová a Natán, diciendo:
5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar una casa en la que yo more?
6 Ciertamente no he habitado en una casa desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en una tienda y en un tabernáculo.
7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo Israel, para decir: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedros?
8 Ahora pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;