10 Todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde tú vas, no hay obra, ni razonamiento, ni conocimiento ni sabiduría.
11 Me volví y vi debajo del sol que no es de los ligeros la carrera, ni la batalla de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas ni de los entendidos el favor, sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.
12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son apresados en la mala red y como las aves que son apresadas en el lazo, así son atrapados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13 También he visto esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
14 Había una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y vino contra ella un gran rey, y la sitió y edificó contra ella grandes baluartes.
15 Y se hallaba en ella un hombre pobre y sabio, el cual libró la ciudad con su sabiduría; pero nadie se acordaba de aquel hombre pobre.
16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la sabiduría del pobre sea menospreciada y no sean escuchadas sus palabras.