2 Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino y cada una a su vecina objetos de plata y de oro.
3 Y Jehová dio gracia al pueblo ante los ojos de los egipcios. También Moisés era considerado un gran hombre en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón y a los ojos del pueblo.
4 Y dijo Moisés: Jehová ha dicho así: A la media noche yo pasaré por en medio de Egipto,
5 y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias.
6 Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo ni jamás habrá.
7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hará diferencia entre los egipcios y los israelitas.
8 Y descenderán a mí todos éstos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Sal tú, y todo el pueblo que te sigue; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón.