14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, porque yo no los escucharé el día en que clamen a mí en su aflicción.
15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho tantas abominaciones? Y las carnes santas pasarán de ti, porque en tu maldad te gloriaste.
16 Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, te dio Jehová por nombre. Con gran estruendo hizo encender fuego sobre él, y se quebraron sus ramas.
17 Pues Jehová de los ejércitos, que te plantó, ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad de los de la casa de Israel y de los de la casa de Judá, que se hicieron a sí mismos, provocándome a ira, quemando incienso a Baal.
18 Y Jehová me lo hizo saber, y lo supe. Entonces, me hiciste ver sus obras.
19 Pero yo era como manso cordero que llevan al matadero, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.
20 Mas, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, déjame ver tu venganza sobre ellos, porque a ti he dado a conocer mi causa.