4 ¿Hasta cuándo estará de duelo la tierra y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran han perecido los ganados y las aves, porque dijeron: Él no verá nuestro fin.
5 Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo competirás con los caballos? Y si en la tierra de paz estabas confiado, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?
6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos te han traicionado, aun ellos han gritado detrás de ti. No les creas aunque te digan cosas buenas.
7 He abandonado mi casa, he desamparado mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en manos de sus enemigos.
8 Mi heredad fue para mí como león en el bosque; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.
9 ¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿Hay contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla.
10 Muchos pastores han destruido mi viña, han hollado mi heredad, han convertido en desierto mi heredad preciosa y la han desolado.