11 Y me dijo Jehová: No ruegues por el bien de este pueblo.
12 Cuando ayunen, yo no escucharé su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda, no los aceptaré, sino que los consumiré con espada, y con hambre y con pestilencia.
13 Y yo dije: ¡Ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.
14 Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los envié, ni los mandé ni les hablé; visión mentirosa, y adivinación, y vanidad y engaño de su corazón os profetizan.
15 Por tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre serán consumidos esos profetas.
16 Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada; y no habrá quien los entierre a ellos, ni a sus esposas, ni a sus hijos ni a sus hijas; y sobre ellos derramaré su propia maldad.
17 Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen, porque de gran quebranto es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de herida muy grave.