10 Porque aun cuando derrotaseis a todo el ejército de los caldeos que pelean contra vosotros y solamente quedasen de ellos algunos hombres heridos, cada uno se levantaría de su tienda para prender fuego a esta ciudad.
11 Y aconteció que cuando el ejército de los caldeos se retiró de Jerusalén a causa del ejército de Faraón,
12 Jeremías salía de Jerusalén para irse a la tierra de Benjamín, a fin de recibir allí su parte en medio del pueblo.
13 Y cuando llegó a la puerta de Benjamín, había allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú te vas a pasar a los caldeos.
14 Y Jeremías dijo: Falso; no me voy a pasar a los caldeos. Pero él no le escuchó, sino que apresó Irías a Jeremías y lo llevó ante los príncipes.
15 Y los príncipes se airaron contra Jeremías, y lo golpearon y le pusieron en prisión en la casa del escriba Jonatán, porque la habían convertido en cárcel.
16 Entró, pues, Jeremías en la casa de la mazmorra y en las celdas. Y habiendo estado allá Jeremías muchos días,