6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová, sino que he aquí, yo entregaré a los hombres, a cada cual en manos de su compañero y en manos de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.
7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas.
8 Y destruí a tres pastores en un mes; y mi alma se impacientó con ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.
9 Y dije: No os apacentaré; la que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que cada una coma la carne de su compañera.
10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper mi convenio que había concertado con todos los pueblos.
11 Y fue roto en ese día, y así supieron los pobres del rebaño, que me observaban, que era la palabra de Jehová.
12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.