8 Y destruí a tres pastores en un mes; y mi alma se impacientó con ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.
9 Y dije: No os apacentaré; la que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que cada una coma la carne de su compañera.
10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper mi convenio que había concertado con todos los pueblos.
11 Y fue roto en ese día, y así supieron los pobres del rebaño, que me observaban, que era la palabra de Jehová.
12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.
13 Y me dijo Jehová: Échalas al alfarero; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa de Jehová, al alfarero.
14 Quebré luego mi otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.