5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
6 Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; la cual se efectúa en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos; o si somos consolados, es por vuestra consolación y salvación.
7 Y nuestra esperanza con respecto a vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.
8 Porque, hermanos, no queremos que desconozcáis la tribulación que sufrimos en Asia, pues fuimos agobiados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal manera que perdimos la esperanza de salir con vida.
9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,
10 el que nos libró y nos libra de tan gran muerte; y en quien esperamos que aún nos librará;
11 cooperando también vosotros con oración por nosotros, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.