17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos,
19 y por mí, a fin de que, al abrir la boca, me sea dada palabra para dar a conocer con osadía el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas, a fin de que osadamente hable de él, como debo hablar.
21 Y para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor,
22 a quien os he enviado para esto mismo, de modo que sepáis tocante a nosotros, y para que consuele vuestros corazones.
23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.