4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le vigilasen, queriendo mostrarle al pueblo después de la Pascua.
5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta custodiaban la cárcel.
7 Y he aquí, se apareció un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
8 Y le dijo el ángel: Cíñete y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto y sígueme.
9 Y saliendo, le seguía, sin saber si era verdad lo que hacía el ángel; más bien pensaba que veía una visión.
10 Y habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí sola; y habiendo salido, pasaron una calle, y en seguida el ángel se apartó de él.