19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva doctrina que proclamas?
20 Porque traes a nuestros oídos cosas extrañas; queremos, pues, saber qué quiere decir esto.
21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, de ninguna otra cosa se ocupaban, sino en decir o en oír algo nuevo.)
22 Pablo se puso en medio del Areópago y dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos,
23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios no conocido. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, y aliento y todas las cosas.