57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él;
58 y echándolo fuera de la ciudad, le apedrearon. Y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
59 Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tengas en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.