35 Y al oírle algunos de los que estaban allí, decían: He aquí, llama a Elías.
36 Y corrió uno y, empapando una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
37 Pero Jesús, dando una gran voz, expiró.
38 Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Y el centurión que estaba delante de él, al ver que, después de clamar así, había expirado, dijo: ¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!
40 Y también había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, y María, la madre de Jacobo, el menor, y de José y Salomé;
41 quienes, estando aún él en Galilea, le habían seguido y servido; y otras muchas que juntamente con él habían subido a Jerusalén.