4 Y les dijo: ¿Es lícito hacer bien en el día de reposo, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
5 Y mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y su mano le fue restaurada sana.
6 Entonces, saliendo los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él, para matarle.
7 Mas Jesús se apartó al mar con sus discípulos; y le siguió gran multitud de Galilea, y de Judea,
8 y de Jerusalén, y de Idumea y del otro lado del Jordán. Y los de alrededor de Tiro y de Sidón, una gran multitud, oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron a él.
9 Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen.
10 Porque había sanado a muchos, de manera que se echaban sobre él, para tocarle, cuantos tenían plagas.