24 pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
25 Un intérprete de la Ley se levantó y dijo, para probarlo:—Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo:—¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo:—Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Le dijo:—Bien has respondido; haz esto y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús, dijo:—Un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto.