5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: “Paz sea a esta casa.”
6 Si hay allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
7 Quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.
8 En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante
9 y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.”
10 Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid:
11 “¡Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros! Pero sabed que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.”