23 »En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.”
25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá.”
27 »Entonces le dijo: “Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.”
29 Abraham le dijo: “A Moisés y a los Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!”