8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?»
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 «Dos hombres subieron al Templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano.”
13 Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, sé propicio a mí, pecador.”
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.»