28 Ellos respondieron:—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.
29 Entonces él les dijo:—Y vosotros, ¿quién decís que soy?Respondiendo Pedro, le dijo:—Tú eres el Cristo.
30 Pero él les mandó que no dijeran esto de él a nadie.
31 Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días.
32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro lo tomó aparte y comenzó a reconvenirlo.
33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo:—¡Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo:—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.