4 Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. (Selah)
5 Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.
6 Atravesando el valle de lágrimas lo convierten en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
7 Irán de fortaleza en fortaleza, verán a Dios en Sión.
8 Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración: Escucha, oh Dios de Jacob. (Selah)
9 Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.