14-15 »Esto fue lo que sucedió: El rey Antíoco decía que quería casarse con la diosa Nanea, pero su intención era robarse los tesoros del templo. Cuando fue al templo, acompañado de unos cuantos amigos, los sacerdotes aprovecharon el momento. Le mostraron las riquezas, pero enseguida cerraron las puertas del templo,
16 abrieron una ventana que había en el techo, y desde allí mataron a pedradas al rey y a sus amigos. Luego los cortaron en pedazos, y arrojaron sus cabezas a los pies de la gente que estaba afuera.
17 »¡Bendito sea nuestro Dios que acabó con esos que no creían en él!
18 »Queremos decirles también, que el veinticinco del mes de Quislev vamos a celebrar la purificación del templo. Por eso les escribimos para animarlos a que celebren la fiesta de las enramadas, como un recuerdo del fuego que apareció en la época de Nehemías. Es el fuego que apareció cuando Nehemías ofreció sacrificios a Dios, después de haber reconstruido el templo y el altar.
19 »Recuerden lo que hicieron los sacerdotes de Dios, cuando nuestros antepasados fueron llevados presos a lo que hoy es Persia: ellos tomaron fuego del altar y lo escondieron en un pozo sin agua. ¡Nunca nadie descubrió ese lugar!
20 Muchos años después, cuando Dios así lo quiso, el rey de Persia envió a Nehemías a Judea. Entonces Nehemías les ordenó a los sacerdotes que habían escondido el fuego, que fueran a buscarlo. Pero los sacerdotes regresaron sin el fuego, y le dijeron a Nehemías que en el pozo sólo había un líquido espeso. Así que Nehemías les mandó que lo sacaran y se lo llevaran.
21 »Cuando todo estaba listo para ofrecer el sacrificio sobre el altar, Nehemías pidió a los sacerdotes que rociaran con ese líquido la leña y el animal que estaba encima.