21 »Cuando todo estaba listo para ofrecer el sacrificio sobre el altar, Nehemías pidió a los sacerdotes que rociaran con ese líquido la leña y el animal que estaba encima.
22 Los sacerdotes cumplieron las órdenes de Nehemías. Era un día nublado. Pero después de un buen rato el sol brilló, y entonces se encendió un fuego tan grande que todos quedaron sorprendidos.
23 »Mientras se quemaba la ofrenda, los sacerdotes y todos los que estaban allí se pusieron a orar. Jonatán Macabeo comenzaba la oración, y los demás, dirigidos por Nehemías, respondían.
24 La oración que hicieron ese día fue ésta:“Dios nuestro, tú creaste todo lo que existe. Tú inspiras respeto, eres fuerte, y actúas con justicia y compasión. Tú eres nuestro único rey, y eres bueno con nosotros.
25 Eres muy justo y bondadoso, tienes todo el poder y vives para siempre. Tú elegiste a nuestros antepasados para que fueran tu pueblo elegido; por eso has salvado a Israel de todo mal.
26 ”Recibe esta ofrenda, y trata bien a Israel, tu pueblo; protégelo y haz que viva sólo para ti.
27 Y para que las naciones reconozcan que tú eres nuestro Dios, te pedimos que reúnas a nuestros compatriotas que están en otras tierras. Libera a los que son esclavos de la gente que no cree en ti. Trata bien a los que sufren el odio y el desprecio de esa gente.